Iglesia Baustista El Camino, santidad, nueva vida en Jesucristo

Varios Versiculos

Confrontando Nuestro Pecado con el Poder del Espíritu Santo.

1. ¿Por Qué Murió Cristo en la Cruz?
Hoy reflexionaremos sobre la muerte de Cristo y su significado en nuestra vida diaria.
La cruz representa varias verdades fundamentales:
1. Cristo murió para salvarnos del pecado.
2. Su sacrificio satisfizo las demandas de la justicia de Dios.
3. La cruz es una muestra del gran amor de Dios por la humanidad.
Sin embargo, hay otro aspecto que a menudo se pasa por alto: no solo Cristo murió por nosotros, sino que nosotros también morimos con Él en la cruz.

2. Nuestra Muerte Junto a Cristo
En muchas iglesias se predica únicamente que Cristo murió por nuestros pecados, lo cual es cierto y fundamental. Sin embargo, también es crucial entender que su muerte implica que nosotros, como creyentes, hemos muerto al pecado.
Si hemos muerto con Cristo, significa que debemos también morir a nuestros deseos pecaminosos. No podemos aferrarnos a la cruz de Cristo sin estar dispuestos a renunciar a aquello que nos separa de Dios.
¿Cómo se refleja esto en la vida del creyente?
• No debe reinar el pecado en nosotros (Romanos 6:12).
• Debemos morir a nuestros gustos y preferencias si estos nos alejan de Dios.
• Un creyente verdadero lucha contra el pecado en su vida diaria.
El problema actual es que muchos aman a Cristo y su sacrificio, pero no están dispuestos a morir al pecado. No están dispuestos a renunciar a sus costumbres pasadas o a cambiar sus hábitos.

3. Confrontando Nuestro Pecado con el Poder del Espíritu Santo
¿Cuándo quedamos libres del dominio del pecado?
Cuando recibimos a Cristo como Salvador, somos liberados de la culpa y el juicio del pecado. Esto significa que:
• No seremos juzgados por nuestro pecado cuando muramos.
• Tenemos entrada directa al cielo gracias al sacrificio de Cristo.
Sin embargo, además de la liberación del juicio, hay una segunda liberación:
• La libertad de la presencia activa del pecado en nuestra vida.
• Con el Espíritu Santo en nosotros, tenemos el poder para vencer el pecado que antes nos dominaba.

4. Proceso de Salvación y Santificación
Salvación vs. Santificación
• La salvación es inmediata: cuando aceptamos a Cristo, somos salvos.
• La santificación es progresiva: a lo largo de nuestra vida, Dios nos moldea y nos ayuda a dejar el pecado.
Un creyente que realmente ha sido salvado debe mostrar crecimiento espiritual. Su vida debe reflejar cambios progresivos y una lucha contra el pecado.
Ejemplo: Un cerdito, aunque lo bañemos y perfumemos, volverá al lodo.
Lo mismo ocurre con una persona que no ha sido verdaderamente transformada por Cristo: volverá a su pecado.
La transformación verdadera viene de adentro hacia afuera y no por cambios superficiales.

5. La Lucha del Creyente Contra el Pecado
Diferencia entre un creyente y un incrédulo ante el pecado:
• Un creyente lucha contra el pecado, aunque caiga, desea vencerlo.
• Un incrédulo vive en el pecado sin remordimiento ni lucha.
Ejemplo real: Un joven casado confesó que desde niño luchaba con un pecado que no podía dejar. Su esposa no lo descubrió; él mismo confesó y pidió ayuda.
Eso demuestra que tenía una lucha genuina y un deseo de cambiar.
Un creyente que se siente cómodo en el pecado y no busca ayuda ni transformación debe examinarse seriamente.

6. Instrucciones para Confrontar Nuestro Pecado
1. Poner el pecado bajo la luz del Evangelio → Preguntarnos si nuestras acciones realmente agradan a Dios.
2. Depender del Espíritu Santo → No podemos vencer el pecado con nuestras propias fuerzas.
3. Identificar las áreas débiles de nuestra vida → Ser intencionales en reconocer qué nos cuesta más.
4. Usar la Palabra de Dios para resistir el pecado → Memorizar y aplicar versículos clave.
5. Cultivar la oración → Pedir a Dios que nos ayude en nuestras luchas.
6. Involucrar a otros creyentes → Buscar mentores espirituales y rendir cuentas.
Ejemplo: Muchas veces justificamos nuestro pecado buscando "confirmación" en otras personas, incluso torciendo la Biblia para justificarlo.
Pero Dios nos llama a obedecer Su verdad, aunque no siempre nos guste.


Hermanos, Dios no solo nos salvó del pecado, sino que nos llama a vivir en santidad.

Preguntémonos:
• ¿Estoy luchando contra el pecado o me siento cómodo en él?
• ¿Estoy dispuesto a renunciar a aquello que desagrada a Dios?
• ¿Dependo del Espíritu Santo para vencer mis debilidades?

Oremos juntos:
“Señor, gracias por tu sacrificio en la cruz. Ayúdame a comprender que no solo moriste por mí, sino que también me llamaste a morir al pecado. Dame la fuerza y el deseo de vivir en santidad. Quiero ser transformado por tu Espíritu y honrarte en cada área de mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.”
Dios les bendiga, hermanos.

Camilo Encina
Camilo Encina 17 Mar 2025
¡Escúchalo en tu Podcast!